La casa Gilardi (Ciudad de México, 1976), fue la última creación del gran maestro de la arquitectura Luis Barragán, Premio Pritzker en 1980.
A los 80 años y tras diez de inactividad, construye esta casa emplazada en un terreno de 10x36m, entre muros medianeros, siendo el gran reto mantener el árbol de Jacaranda.
Esta construcción pone de manifiesto sus influencias con la cultura mexicana, visible a lo largo de su obra. Son claras las transversalidades con los pintores Diego Rivera, Frida Kalho o Chucho Reyes Ferrerira.
Proyecto:
La casa de muros rosados, que se cierra hacia la calle para enfatizar su carácter de interior, está proyectada sobre un eje longitudinal. Hacia atrás, la casa está fragmentada en dos: el volumen delantero (servicios y dormitorios), y el trasero ( estar, comedor y piscina, pedida por el cliente como parte del programa). Estos dos volúmenes se unen por un corredor, configurando un patio que rodea a la Jacarandá.
Colores:
Como ocurre a lo largo de toda su arquitectura, los espacios ofrecen una multitud de sensaciones resultado de una depurada y exquisita sensibilidad a la hora de trabajar con los colores y las luces. En este caso utiliza amarillo en el pasillo -con un fin espiritual- y rosados y violetas cercanos a la Jacaranda, ya que le gustaba el hecho de que se proyectara la sombra del árbol sin flor sobre el color de su propia floración. Nunca usa verdes, ya que decía que ese color se lo dejaba a la naturaleza.
Si estás interesado en ayudarnos a completar este jardín, escríbenos a: gardenatlas@nomadgarden.net
Proyecto:
La casa de muros rosados, que se cierra hacia la calle para enfatizar su carácter de interior, está proyectada sobre un eje longitudinal. Hacia atrás, la casa está fragmentada en dos: el volumen delantero (servicios y dormitorios), y el trasero ( estar, comedor y piscina, pedida por el cliente como parte del programa). Estos dos volúmenes se unen por un corredor, configurando un patio que rodea a la Jacarandá.
Colores:
Como ocurre a lo largo de toda su arquitectura, los espacios ofrecen una multitud de sensaciones resultado de una depurada y exquisita sensibilidad a la hora de trabajar con los colores y las luces. En este caso utiliza amarillo en el pasillo -con un fin espiritual- y rosados y violetas cercanos a la Jacaranda, ya que le gustaba el hecho de que se proyectara la sombra del árbol sin flor sobre el color de su propia floración. Nunca usa verdes, ya que decía que ese color se lo dejaba a la naturaleza.
Si estás interesado en ayudarnos a completar este jardín, escríbenos a: gardenatlas@nomadgarden.net